El Síndrome de Procusto es una patología psicológica cuyo nombre procede de la mitología griega. Cuando una persona lo padece, suele generar malestar a su alrededor, provocando resultados nefastos en cualquier organización social. Esto conduce a situaciones de involución y de falta de progreso. A continuación, vamos a contarte en qué consiste exactamente y cómo hacerle frente en un contexto laboral.
Qué es el Síndrome de Procusto
Según la mitología griega, su significado literal es el siguiente: «Lo padecen aquellos que cortan la cabeza o los pies de quien sobresale». Esto hace referencia a la historia de Procusto, un posadero que acogía a viajeros solitarios y les cortaba la cabeza o las extremidades inferiores si no cabían en la cama.
Atendiendo a esta leyenda y a esta definición, es evidente que esta patología hace que quien la sufre se muestre intolerante ante los éxitos de los demás. De este modo, las personas que padecen el Síndrome de Procusto detestan a aquellos que destacan en algún aspecto y rechazan todos los proyectos e ideas que proponen.
Cómo es el perfil de una persona con el Síndrome de Procusto
Aquellos que padecen el Síndrome de Procusto sufren enormemente y se sienten mal cuando otras personas tienen razón y ellos no. Además, por lo general, no son conscientes de lo que les ocurre y puede que incluso piensen que son empáticos.
Habitualmente, tienen miedo de conocer a gente proactiva que goza de éxito profesional o de compartir espacio con compañeros que tienen más conocimientos, iniciativa o capacidades que ellos. De hecho, sienten tal malestar ante estas personas, que enfocan su energía en limitar sus capacidades por temor a que queden en evidencia sus carencias.
En este sentido, es común que acaben por intentar sumar apoyos dentro de su equipo para acabar con la gente que tiene verdadera iniciativa, lo que afecta al clima laboral.
Consecuencias en el entorno laboral
Las consecuencias de que cuentes dentro de tu plantilla con personas que padecen el Síndrome de Procusto pueden causar un gran número de problemas.
– Generan un mal ambiente en que reinan el estrés y las tensiones.
– Impiden que se avance y se generen cambios positivos.
– Si ocupan algún puesto de liderazgo, no ayudan a optimizar los equipos de trabajo.
– Anteponen sus prejuicios a su rendimiento.
– Pueden deformar datos o informes para que se ajuste a su visión.
– No dejan realizar las tareas a quienes lo hacen mejor que ellos.
–Boicotean y humillan a sus compañeros cuando sobresalen
– Evalúan a los demás con niveles de exigencia que ellos no alcanzan.
– Prefieren el conformismo y que todo sea uniforme antes que apostar por la excelencia con tal de que nadie destaque por encima de ellos.